Germán Arens
No nos mirábamos casi nunca,
en el campo no se hace más
que buscar el horizonte.
La llanura se mezcla con el cielo
y hay un momento en que
el movimiento del cuello
se vuelve imperceptible.
Cómo andan las cosas por el pueblo
preguntábamos al que llegaba.
Cuando se hacía de noche
aparecían las estrellas y con ellas
la duda de haber pasado el día
entero mirando hacia arriba.
Germán Arens
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