José Watanabe

 


El maestro de kung fu


Un cuerpo viejo pero trabajado para la pelea

madruga y danza

frente a los arenales de Barranco

Se mueve como dibujando

una rúbrica antigua, con esa gracia, y

sin embargo, está hiriendo, buscando el punto

de muerte

de su enemigo, el aire no, un invisible

de mil años.

Su enemigo ataca con movimientos de animales

agresivos

y el maestro los replica

en su carne: tigre, águila o serpiente van sucediéndose

en la infinita coreografía

de evitamientos y desplantes.

Ninguno vence nunca, ni él ni él,

y mañana volverán a enfrentarse.

-Usted ha supuesto que yo creo a mi adversario

cuando danzo- me dice el maestro.

Y niega, muy chino, y sólo dice: él me hace danzar a mí.



José Watanabe

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