María del Carmen Colombo
La familia china
Todas las noches, la madre china pone su mente adentro de una copita
quieta. La llena con sus diminutos pensamientos de alfiler. Es de jade,
la copita, y parece un párpado vaciado por la punta de una vara de
bambú. Puede ser también un pájaro mudo que se sostiene en una sola
pata de gallo.
La mente maternal imita el salto de los equilibristas, esos que tiran el
alma por el aire y cae, hecho un bollito, en las aguas secas del vacío.
A la mañana, la mente china sale lívida del párpado, como un pez o un
ánima que ha vagado por los vericuetos del limbo.
María del Carmen Colombo
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