Daniel Zazo
Ruego
Que nunca se formen glaciares en tus labios.
Retrasa todo lo que puedas la larga marcha
que conduce, de manera irremediable,
hacia los remotos feudos del hielo.
No permitas que la nieve se pose en silencio
para anunciar la comparecencia del invierno
en los relojes del deseo.
Y procura que los peces del cielo de tu boca
no abandonen jamás esa mandíbula
y sigan nadando, a contracorriente,
entre los pliegues y repliegues de mi piel.
Daniel Zazo
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