Roberto Sosa

 


Malditos bailarines sin cabeza



Aquellos de nosotros

que siendo hijos y nietos

de honestísimos hombres de campo,

cien veces

negaron sus orígenes

antes y después

del canto de los gallos.

Aquellos de nosotros

que aprendieron de los lobos

las vueltas

sombrías

del aullido y el acecho,

y que a las crueldades adquiridas

agregaron

los refinamientos de la perversidad

extraídos

de las cavidades de los lamentos.

Y aquellos de nosotros

que compartieron (y comparten)

la mesa

y el lecho

con heladas bestias velludas destructoras

de la imagen de la patria, y que mintieron o callaron

a la hora de la verdad, vosotros,

-solamente vosotros, malignos bailarines sin cabeza-

un día valdréis menos que una botella quebrada

arrojada

al fondo de un cráter de la Luna.



Roberto Sosa

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