Pablo Seguí

 


Charla de café


Mira el mundo según

un relato, me dice, una ilusión

que da sentido al tiempo

que lo separa del final. Parece

que realmente cree

en lo que dice. Pienso, de inmediato,

y hasta le objeto, que

ese relato tiene que tener

asideros afuera.

Que la ilusión contiene lo ilusorio

muchas veces. Hablamos

sobre el asunto, pero, entre argumentos

que examinamos, pienso

de pronto que esa argucia que plantea

y que defiende con

razones es —el vértigo es fugaz—

el resultado de años

de reincidir en traumas, de buscar

acaso amargamente

cómo modificarlos y forjar

otra clase de pulso

para las horas. Algo que lo salve

de la puntual debacle

de la vida. Y me callo, cohibido,

y entonces puedo oír

otra voz, que me cuenta el Paraíso

una vez más y al cual

quizás entremos si lo pergeñamos

de modo verosímil.



Pablo Seguí

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