Leonardo Boix
Los mandados
En el barrio de mi casa
había un vecino torturador
de señoras embarazadas, que usó mucho la picana
en los centros clandestinos
fue médico de la policía
en el Pozo de Banfield
usaba gomina, se cortaba el bigote fino
a Jacobo Timerman
le sostuvo la lengua para que no se ahogara
mientras lo torturaban
cada mañana salía
a hacer muy contento sus mandados
con sus perritos de raza, dálmata, el setter colorado
a buscar el diario, el pan, los cigarrillos
a papá lo invitó incluso a su barco
para navegar por el delta del Tigre
y tomaron mate, peperina
mientras el sol aplastaba los camalotes
con el hijo del torturador
hasta anduvimos en patineta, fumamos Marlboros
venían a nuestros cumpleaños
a soplar las velitas
tenían sillones de pana
y una colección de armas bien ordenadas
que colgaban juntas en la pared de entrada
al torturador finalmente lo encontraron
le dispararon una mañana
20 balazos al cuerpo
querían venganza
por los bebés que había regalado
cuando le apuntaron, el represor usó
como escudo humano
a su esposa
él terminó en silla de ruedas
sin poder decir una palabra
le caía baba de la boca
el ataque ocurrió así como lo cuento
justo en la esquina de mi casa
ahí pintaron la V de la victoria
los agujeros de las balas aún quedan
la calle se llamaba Magallanes, y ahora Madres de Plaza de Mayo
pero yo ya había inmigrado a Inglaterra
Leonardo Boix
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