Mariano Blatt

 



El Paraíso, el Espacio Exterior


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

un viaje en lancha por el Río de la Plata,

una charla confusa con un perro,

3 pibes caminando por el medio de la calle.

El olor de una panadería, de un porro y de después de coger en verano.

Una buena mesa en una pizzería. Un vaso de cerveza, un chico en cuero.

Un pibe con cara de drogado en el subte. Un ventilador de esos de pie que me tira aire a mí, a vos, a él, a vos, a mí de nuevo y así toda la tarde.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

un camino entre árboles re altos,

las siete de la mañana,

una pila de libros,

varios pibes jugando a la pelota en un descampado

y otros destrozados por la droga y por el amor,

especialmente por el amor.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

una foto de un lugar abierto,

el ruido que hacen las estrellas

y el que no nos dejan hacer.


Gente del otro lado del alambrado.

Los diferentes tipos de drogas que usamos para estar bien,

el sol dándote de lleno en la parte de arriba de la cabeza.


El olor de una pileta techada,

la luz en el vestuario de chicos,

los chicos.


Un buen nadador,

un chico del interior andando en motito de delivery.

Un montoncito de yerba usada tirada atrás de un campo de deportes.

Un pibe con buzo de Tigre andando en bici por la plaza de Lobos.

Un campo de deportes a las cinco de la tarde.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

un chico re lindo bailando re bien.

La luz de una estrella,

la de muchas,

un pibe extasiado mirándote de cerca a los ojos

y otro con cara de extasiado buscando perdido a su grupo de amigos.


El Paraíso,

El Espacio Exterior,

un buzo de los Minessota Timberwolves.

El primer día de vacaciones de cuando tenías diecisiete y se te marcaban los abdominales re bien.

El montoncito de mochilas en la playa,

un pibe dándole la mano a otro.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

el olor de fumar porro los sábados a la tarde.

Una casa con las ventanas abiertas,

las cerámicas frías de la cocina,

una pileta en la parte de atrás.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

el viento del Río de la Plata en la rambla de Montevideo,

un pibe rubio de ojos negros haciendo juego consigo mismo y la camiseta de Peñarol.


El olor del barro seco entre los tapones del botín,

el pantaloncito de fútbol manchado con pasto,

una droga nueva re rica que viene en gotero.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

la sensación de empezar a estar muy drogado en una super fiesta,

una foto del campo a las cinco de la tarde,

un amigo pasándote el brazo por atrás de la cintura para empezar a saltar juntos.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

un chico en la cancha de Quilmes moviendo una bandera de palo de Argentinos.


Un jugador de fútbol bailándole cumbia al banderín del córner,

un puente re largo de cruzar.


Gente saltando porque su equipo va ganando,

un policía más chico que vos revisándote los bolsillos.


Quince micros parados al costado de la ruta a cincuenta kilómetros de entrar a Córdoba,

unos vagos que estuvieron tomando Fernet todo el viaje jodiendo a unas vacas para matar el tiempo,

un policía cordobés yéndolos a buscar.

Una foto desde el cielo,

la hinchada visitante cantando mucho más fuerte que la local.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

la única forma de entrar a un lugar.


Un pueblo de pocos habitantes,

un camión heladera llevando lácteos al almacén,

los yogures,

el chico que los descarga,

un billete de dos pesos volando en el medio de cualquier lado.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

la terraza de un edificio,

la parte más alta.


Una buena manera de empezar a bailar.

El primer momento que te das cuenta que te pegó,

saber que tenés más éxtasis en el bolsillo del pantalón.


Una charla graciosa con un amigo,

dos pibes hablando con los anteojos puestos,

siete amigos bailando exactamente igual por un ratito,

3 pibes caminando por el medio de la calle.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

una escalera que no termina nunca más,

un amigo jugando al ajedrez contra la máquina,

un pibito que no entiende lo que está pasando.


La droga de los buenos,

la de los mejores,

la de los increíbles.


Una foto satelital de altísima resolución,

un chico haciéndote una pregunta interesante.


Un abrazo re sincero.

Muchos recuerdos juntos que te hacen cosquillas en las piernas.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

las cosas que nadie entiende.


Un chico con los ojos cerrados,

unas zapatillas para saltar mejor.


Un perro de la misma raza que el chico que te gusta,

un amigo hablándote del campo a las cinco de la tarde

y en el momento en que iba a escribir que tomaba mate

tomo mate.


Un sueño re lindo,

un momento agradable para estar en.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

un chico imitando el ruido del viento con la boca,

una esquina mal iluminada.

Dos pibes con capucha fumando porro.

Un poema que empieza y termina como vos querés.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

un chico que te lo jura por dios,

una canción que viene con un sonidito increíble.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

saber que está todo bien.

Un chico con un tatuaje de Michael Jordan,

una pastilla que te pone como superhéroe.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

un pibe bailando re bien con las mejores zapatillas,

un tema que te da ganas de vivir

y otro, que viene después, que te da ganas de vivir más arriba.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

un festejo de gol igual a un súper pico de pastilla,

los mejores chicos para estar enamorado de.


Un poema re fácil de escribir,

un chico re lindo de ver sin remera,

un arquero que achica bien en el mano a mano.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

la sonrisa de éxtasis más linda de la fiesta,

mucha gente levantando las manos al mismo tiempo.


Estar bien,

estar re bien.

El árbol más alto del pueblo,

un tema que te hace despegar.


El Paraíso,

el Espacio Exterior,

una carrera de acá a la esquina,

una cosa que se me acaba de ocurrir,

un poeta con la mirada puesta en.


Media pastilla de éxtasis en el bolsillo de la campera que más te gusta.

El Paraíso,

el Espacio Exterior.



Mariano Blatt


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