Alfonsina Storni
Ultrateléfono
¿Con Horacio? -Ya sé que en la vejiga
tienes ahora un nido de palomas
y tu motocicleta de cristales
vuela sin hacer ruido por el cielo.
-¿Papá? -He soñado que tu damajuana
está crecida como el Tupungato;
aún contiene tu cólera y mis versos.
Echa una gota. Gracias. Ya estoy buena.
Iré a veros muy pronto; recibidme
con aquel sapo que maté en la quinta
de San Juan ¡pobre sapo! y a pedradas.
Miraba como buey y mis dos primos
lo remataron; luego con sartenes
funeral tuvo; y rosas lo siguieron.
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