Omar Cao



Consumición Obligatoria


Al principio no podía soportar

la calle alfombrada de cadáveres;

al salir de casa, el miedo

y el dolor me enloquecían,

                                     lloraba

y las lágrimas al caer

licuaban los coágulos nocturnos

formando charquitos

como de témpera roja;

debía elegir cuidadosamente

el lugar en que poner los pies

porque

          quebrar falanges

me deprimía profundamente

después fui acostumbrándome

a los muertos

y ellos a mí;

                 sólo algún decapitado

reciente intenta la vieja broma

de acercarse con los brazos abiertos;

yo doy

un paso de costado

y lo dejo pagando

con las cabezas peloteamos

en la puerta del taller

 después de comer el sánguche

lo que sí me irrita

                         son los ojos

que caen en la taza de leche

a la mañana

especialmente

cuando son azules.

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