Elvio Romero



Señales


Mis señales: la cáscara

arrojada en el naranjal; una baraja

aparecida en la ventana, un cigarrillo en el umbral

y al filo del amanecer; el relincho de un potro

al borde del maizal; algo que se presienta en el aire

como la avecinación de la lluvia

o el paso de un felino aproximándose.


Serán así mis señales.


Y mi mensaje: una hoguera

en el descampado, en la quietud de la noche,

una llama ardorosa permanentemente prendida

en esas lomas, con su costumbre de atraerte

centelleando a tu lado, besándote los pies, el muslo inquieto,

hoguera terrible con la muerte y la vida en sus fulgores.


Por donde mires

la señal será tuya; por donde vayas

tendrás la huella del hombre, el halo de su poncho de estrellas,

el olor que ha dejado a su paso, el beso

que abrió el portón yendo a tus fondos; por donde busques

hallarás mi presencia, mi sombrero mojado en el

sereno, porque te habré dejado mitad de mi

fragancia, mitad de mi aflicción y mi aventura,

mitad del alborozo y del recato

de ese instante en que juntos arrojamos un eco en el silencio,

carbón al horno ardiente.

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