Wislawa Szymborska
Planeo el mundo,
como risa para los idiotas,
llanto para los melancólicos,
peine para los calvos,
zapatos para los perros.
He aquí el capítulo:
Lenguaje de los Animales y las Plantas,
y junto a cada especie
su respectivo diccionario.
Hasta un simple buenos días
intercambiado con un pez
tanto a ti como al pez y a todos
los reafirma en la vida.
¡Esa desde antaño presentida
y de repente real
improvisación de palabras por el bosque!
¡Esa épica de las lechuzas!
¡Esos aforismos del erizo
compuestos justo
cuando estamos convencidos
de que, nada, sólo duerme!
El tiempo (capítulo segundo)
tiene derecho a entrometerse
en todo, lo malo y lo bueno.
Sin embargo, ese triturador de montes,
desplazador de océanos,
presente en el girar de los astros,
no tiene el menor poder
sobre los amantes, pues están tan desnudos,
tan abrazados, con el alma aguzada
como un gorrión en el hombro.
La vejez es sólo una moraleja
en la vida de un criminal.
Así pues, ¡todos son jóvenes!
El sufrimiento (capítulo tercero)
no ultraja al cuerpo.
La muerte
llega cuando duermes.
Y sueñas
que para nada necesitas respirar,
que el silencio sin aliento
es buena música,
que eres pequeño como una chispa
y a ese compás te apagas.
Sólo una muerte así. Sentiste más
dolor sujetando una rosa entre los dedos,
y mucho más terror
al ver caer un pétalo a la tierra.
Y sólo un mundo así. Sólo vivir
así. Y morir sólo tanto.
Y todo lo demás, como Bach
tocado de momento
en un serrucho.
Wislawa Szymborska
Traducción de Gerardo Beltrán.
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