Joaquín Valenzuela Bellocq

 



Lugar

es claro que era un metal

en blanco (¿y quién

lo había fundido?) y esa tarde

el agua, la mitad del camino

la cuarta pared del día

rompiendo arenas, y el mundo

se dividía en varios cielos y arena y asfalto

y el metal en blanco ya era rosa

y leche recién traída del tambo (¿te acordás?)

turbia

cadmio, ahora: los cielos

que son otros globos (y tus ojos

con galaxias) se dividían

no como los mapas

dibujados (físicos de cuerpo

verde, cuerpo a cuerpo y marrones

ocres desierto con cabellos

de aguas pintadas) se rasgaban

como papel de envolver

regalos, cielos

(niño

que estira la mano, recibe un paquete

tendrían

que haberte puesto un espejo de alegría)

…y que hoy se oye: ¿para dónde

el mar? (eso entró

por la ventana en voz descalza:

un dónde en ola) amanecía

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