D. H. Lawrence
Tú que no tienes nombre
Dame, oh, dame,
además del pan de cada día,
mi reino, mi poder y mi gloria.
Todas las cosas que vuelven a ti
tienen su reino, su poder y su gloria.
Como el reino del ruiseñor al alba,
cuyo poder y gloria he visto y sentido muchas veces.
Como el reino del zorro en la oscuridad,
aullando con su poder y su gloria
que es la muerte de la oca.
Como el poder y la gloria de la oca en la niebla
graznando en el lago.
Y yo, un hombre desnudo, gritando
pidiéndote en voz alta mi maná,
mi reino, mi poder y mi gloria.
Traducción de Gerardo Gambolini
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