Charles Bukowski



La pelirroja 

pelirroja

de verdad

se retorcía un mechón

y me preguntaba

se mantiene mi culo?


esa comedia


siempre hay una mujer

que te salva de otra

y mientras esa mujer te salva

se prepara a

destruirte.


“a veces te odio”

me decía


salía y se sentaba en

mi porche y leía a Cátulo.

se quedaba afuera

durante una hora.


la gente que pasaba

por la vereda

se preguntaba

de dónde habría sacado

un viejo feo como yo

una chica tan bella


yo tampoco lo sabía


cuando entraba yo la agarraba

y la sentaba en mis rodillas

levantaba mi vaso y le decía,

“probá esto”


“oh”, decía

“mezclaste vino con Jim Bean,

te vas a poner pesado”


“te teñís el pelo, no?”


“no mires” decía y se paraba

y se bajaba los pantalones

y la bombacha

y el pelo ahí abajo

era del mismo color

que el pelo de arriba.


Cátulo mismo no podría haber deseado

una gracia más histórica

o maravillosa,

después él se puso

tonto.


porque los muchachos tiernos

no están lo suficientemente locos

como para convertirse

en mujeres.


Traducción de Jorge Lanata.

Comentarios