Victoria Ocampo


A mí me hubiera aliviado hablar en 

tercera persona de mí misma

no sólo por las ventajas que ofrece (especialmente si uno habla de

sí mismo en esa tercera-primera-persona 

que son tan a menudo las novelas y cuentos), sino porque me

siento, por momentos, tan lejos de cierto

mí misma como lo puedo estar 

del pelo que me han cortado 

y barren en la peluqueria,o de

la uña que me limo y vuela 

al aire hecha polvo.

Yo no soy "aquello", lo perecedero

que formó parte de mí y ya nada tiene que ver

conmigo. Soy lo otro. Pero ¿Qué?


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