Gustavo Caso Rosendi




Desde que llegué


Desde que llegué de la guerra, un sueño me persigue

De vez en cuando aparece.

Estoy en algún sitio, lejos, y no puedo regresar. Los 

ómnibus no paran. Los taxis siempre están ocupados. Igual, 

no tengo guita, aunque sí muchas explicaciones como para 

que alguien me lleve, pero no. No hay caso.

Es de noche, siempre. Y por más que espere y espere 

nunca llega el día. Espero un tren, pero no pasa ninguno. 

Ningún barco se arrima al muelle. –Se hace tarde, se hace tarde –me repito.

Y camino y camino sin saber muy bien hacia dónde. 

A veces llego a una ruina que era una de mis casas cuando 

chico, pero no hay nadie, ni nada adentro. Esas casas no 

son a donde quiero llegar. Quiero regresar a mi hogar. Al de 

ahora. Al único posible.

Y entonces despierto en mi cama. Abrazo a mi mujer 

que duerme, mientras le susurro –aunque no escuche– 

que ya estoy, que he regresado.

Y me pongo a llorar.

Comentarios