Jorge Aulicino

 



9.4

Supongamos un carnaval de santos,

una feria de divinidades,

un feriado universal de la ética.

Es entonces posible que lo dañado en tus cristales,

la impertinencia del sol, el dolor de ciertas figuras

a las que llamás paisajes, disminuya.

Hablarás al animal de manera tal

que se entenderán sin registro

y los movimientos de lagartijas de las galaxias

huyendo de sí mismas no entregarán sentido.

Buda no escribió, ni Cristo,

y ese fue el mensaje, el medio.

Pero es que quise poner en relación

el mundo abismal de los reptiles

con el de los severos halcones

y el placer que de allí deviene no cede.

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