James Joyce




Una flor regalada a mi hija


Frágil la rosa blanca y frágiles

La manos que la dieron

Cuya alma marchita es más pálida

Que la onda menguada del tiempo.


Rosa frágil y hermosa -pero aún es más frágil

El prodigio salvaje

Que se esconde en tu suave mirada,

Mi muchacha de venas azules.

[Trieste, 1913]


Traducción de  Isaías Garde

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