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Mostrando las entradas de julio, 2024

Antonio Gamoneda

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Sobre el excremento de rebaños... Sobre el excremento de rebaños, subo y me acuesto bajo los robles musicales. Cruzan palomas entre mi cuerpo y el crepúsculo, cesa el viento y las sombras son húmedas. Hierba de soledad, palomas negras: he llegado, por fin; éste no es mi lugar, pero he llegado.

Felicitas Casillo

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El gran enero Este jardín es una promesa. El año que pasó toma cuerpo de titán y aguanta el balcón de la memoria. La arena volcánica abunda entre los pastos. Huele todavía a las entrañas del mundo, a pólvora o a sol, como todas las piedras. La luz, en cambio, resulta compasiva. Nimba los cuerpos contra las tardes de mariposas. La presión del agua es mucha. Los regadores giran como fábricas. Su silbido apagado señala el crepúsculo. Desde una silla, el mundo es de mi madre

William Carlos Williams

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Esto es sólo para decir Me he comido las ciruelas que estaban en la heladera y que seguramente habías apartado para el desayuno Perdóname estaban deliciosas tan dulces y tan heladas Trad. Andrés Piña 

Ioshua

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Un beso por cada lágrima Los muchachos han vuelto a dormir juntos. Han comido de la carne del otro. Han llorado lo suficiente. Han saciado la sed de leche. Han comprendido la belleza del amor Pues La belleza es un abrazo sin destino Un cuerpo que no duele Y es un beso por cada lágrima. El dolor es cargar la vida sobre los huesos.

Gabriela Mistral

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  Árbol muerto.                                                                   A Alberto Guillén    En el medio del llano, un árbol seco su blasfemia alarga; un árbol blanco, roto y mordido de llagas, en el que el viento, vuelto mi desesperación, aúlla y pasa.    De su bosque, el que ardió, sólo dejaron de escarnio, su fantasma. Una llama alcanzó hasta su costado y lo lamió, como el amor mi alma. ¡Y sube de la herida un purpurino musgo, como una estrofa ensangrentada!    Los que amó, y que ceñían a su torno en septiembre una guirnalda, cayeron. Sus raíces los buscan, torturadas, tanteando por el césped con una angustia humana...    Le dan los plenilunios en el llano sus más mortales platas, y alargan, por que mida su amargura, hasta lejos su sombra desolada. ¡Y él le da al pasajero su atroz blasfemia y su visión amarga!

Félix Grande

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  Mudo que rompe a hablar He querido expresarme Toda mi vida he querido expresarme. No tengo otro destino, otro afán, otra ley. Fui actos sucesivos y el olvido que destilaban los corroía a ellos ya mí. Sobre los actos fui palabras y ellas buscaban una lumbre que no me calentaba a mí. Palabras y actos juntos nada son sin placer del cuerpo. Ahora regreso de esa vida umbría buscando siempre calor de mujer. Palabras y actos sólo allí me expresan. Tu piel junto a mi piel, eso es lenguaje. Todo cuanto pretenda enmudecerlo maldito sea Félix Grande

Maximiliano Spreaf

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sacudo mis miserias en la pequeña alfombra doy un paso entro busco las alas que aún no le han crecido a tus ojos rezo para que el pájaro siga dormido lloro mas allá de lo lícito habito la  casa que ya no existe

Griselda García

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Por qué miro a esa mujer ¿por qué miro a esa mujer? y usted ¿por qué la mira? ¿por qué la miro? pregunta si se viste así es porque quiere que la miren está provocando ¿por qué qué? no ve qué tetas qué culo ¿por qué miro a esa mujer? ¿y esa? ¿y esa otra? dios, qué infierno ¿no tengo derecho?  si les gusta que las miren después se quejan de que las violan yo a mi hija no la dejo salir así ahora se acerca qué quiere se hace la guapa la compadrita cree que me va a apurar a mí esta mujer ¿qué hace? ¿qué le pasa, está loca? que se calle que deje de gritar está loca esta mujer ella se lo buscó Griselda García

Rogelio Guedea

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Me reprochas que no te escriba me reprochas que no te escriba. mamá. dices que soy el desarraigado de ti. el abandonado de ti. dices que nací de sombra o viento o árbol vacío de pájaros. que no tengo tumba para enterrar mi gloria. que lo ves en mis ojos. qué viento hay en mis ojos. mamá. dime qué me arrastra como tristeza de ti. como casa donde no me encuentras. ¿y si me abrieras tus puertas para que entrara como aire que se lleva al mundo? ¿y si entrara en ti otra vez. mamá. y sufriera tu parir y no acabara de nacerte? qué harías con mi justicia. cómo incendiarías mis pasos. dónde regarías tanta desgracia. está bien. mamá. hoy cerraré la ventana para no dejarte de olvidar. Rogelio Guedea

David Huerta

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  La noche del cuerpo En la noche del cuerpo se preparan los alimentos de Dios, la cena carmesí de los esclavos, el místico bocado de los turbios amantes- sudor, lágrimas, mierda- el humus lento, el óvalo marchito, el resto náufrago del visionario, el regalo sedente que se posa en la tierra- un vapor de Demonios rodea los Testimonios. En la noche del cuerpo se preparan de nuevo para sus explosiones diurnas, para el momento en que habrán de salir entre el humo feroz de su estallido. David Huerta

Susana Villalba

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  Marea Esa conspiración en el susurro cuando nada dicen, persiste el mar y la piedra en deshacerse resistiendo. Quizá belleza es esa colisión eternamente fugaz. Como el mar el deseo es movimiento que comienza donde parece acabar. Inútil seducción y sin embargo la piedra se transforma. En el amor se sabe por el cuerpo el límite del cuerpo. Es su plenitud. Esa revelación que acaba cuando comienza a hablar. Como arena arrebatada por el agua que toma y abandona al mismo tiempo. Querer ir más allá del mar es el mar. Ese murmullo que parece responder es movimiento, un rugido como el fracaso siempre de un deseo es el deseo. Inútil preguntar la razón que desconoce un corazón de agua. El mar como el sueño rumorea en la orilla restos de la profundidad. Porque nada dice dice el mar: que la verdad es agua entre las manos se sabe por tocar.   Susana Villalba

Cecilia Pavón

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Caramelos de anís Cerraron los shoppings, los bancos, los cines sólo pensás en dejarte llevar como esa vagabunda de la película vanguardista, sin argumento, de la que te habló un amigo en un baile Nunca fuiste ninguna parte y cuando pudiste salir sólo llegaste a un país en el que te robaron la imaginación. Y de vuelta en el aeropuerto los empleados de la aerolínea tuvieron que rodear con una cuerda tu valija que explotó por estar llena de cosas. Amás las bicicletas o la danza: pensás que sólo ellas podrían darte un sentimiento de cambio concreto salís a buscar amigos volvés sola pasan los días y no llamás a los teléfonos anotados con letra tan pequeña en papelitos los dejás en el balcón y el sol le borra los números. Cecilia Pavón

Mariano Blatt

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  El Paraíso, el Espacio Exterior El Paraíso, el Espacio Exterior, un viaje en lancha por el Río de la Plata, una charla confusa con un perro, 3 pibes caminando por el medio de la calle. El olor de una panadería, de un porro y de después de coger en verano. Una buena mesa en una pizzería. Un vaso de cerveza, un chico en cuero. Un pibe con cara de drogado en el subte. Un ventilador de esos de pie que me tira aire a mí, a vos, a él, a vos, a mí de nuevo y así toda la tarde. El Paraíso, el Espacio Exterior, un camino entre árboles re altos, las siete de la mañana, una pila de libros, varios pibes jugando a la pelota en un descampado y otros destrozados por la droga y por el amor, especialmente por el amor. El Paraíso, el Espacio Exterior, una foto de un lugar abierto, el ruido que hacen las estrellas y el que no nos dejan hacer. Gente del otro lado del alambrado. Los diferentes tipos de drogas que usamos para estar bien, el sol dándote de lleno en la parte de arriba de la cabeza. El olor

Carmen Boullosa

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  Carta al lobo Querido Lobo: Llego aquí después de cruzar el mar abierto del bosque, el mar vegetal que habitas, el abierto de ira en la oscuridad y en la luz que lo cruza a hurtadillas, en su densa, inhabitable noche de aullidos que impera incluso de día o en el silencio, mar de resmas de hojas que caen y caen y crecen y brotan, todo al mismo tiempo, de yerbas entrelazadas, de mareas de pájaros, de oleadas de animales ocultos. Llegué aquí cruzando el puente que une al mundo temeroso con tu casa, este lugar inhóspito, inhóspito porque está la mar de habitado, habitado como el mar. En todo hay traición porque todo está vivo... Por ejemplo, aquello, si desde aquí parece una sombra, ¿hacia dónde caminará cuando despierte? Como fiera atacará cuando pase junto a él, cuando furioso conteste al sonido de mis pasos. Así todo lo que veo. En todo hay traición ...era el camino, lobo, la ruta que me lleva a ti... Escucha mi delgada voz, tan cerca. Ya estoy aquí. Escoge de lo que traje lo que te p

Alí Calderón

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Hoy es el dìa Mi muchacha ha llegado plena proclamando la primavera La brevedad de su falda alaba el renacimiento constante de la vida Ella es el tierno sur de las parvadas el motivo de los altos y ligeros vuelos de las aves Sólo en su piel la claridad es razonable Bajo su párpado toda alborada resulta posible Mi muchacha ha vencido los dominios de la noche para instaurar en la esbeltez de su cuerpo               la luz. Alí Calderón

Augusto Rodríguez

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  Todo se irá a la basura Mi corazón estallará como piñata de fiesta de lo que algún día fui no queda nada                                      sólo vómitos de transeúntes la borrachera es la última victoria                                                       en estos días la mejor poesía se sigue escribiendo en los baños públicos tanta es mi náusea                         que le vomitaré a la mujer que amo y después me la devoraré con un poco de esfuerzo pero con la muerte                                                   dividida en mi garganta Augusto Rodríguez

Ada Limón

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Pasarela La carretera no era tan peligrosa antes, cuando caminaba hasta la barandilla de acero, agachaba mi cuerpo flexible de niña, y miraba al agua fría del arroyo. En una primavera húmeda, el agua solía correr limpia y alta, piscardos mordisqueando arena y limo, un cangrejo de río a la sombra de las largas cañas de la costa. Me podía quedar mirando por horas, siempre algo nuevo en cada cuña acuosa— una tapa de botella, una bota negra, un sapo. Una vez, el cadáver de un mapache, mitad debajo del elevado, mitad fuera, se pudrió despacio durante meses. Solía vigilarlo todos los días, mirando hasta que los huesos blancos de su mano estaban desprovistos de piel y parecían extenderse hacia el sol cuando chocaba contra el agua, mostrando sus cinco adorables dedos elásticos aferrándose todavía. No creo que lo venerase, su falta de vida, pero me gustaba la evidencia de él, la forma en que se sentía como un trabajo diario tomar notas de su transformación en arena. Ada Limón

Vasko Popa

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Un dragón en el vientre Un fiero dragón en el vientre En el dragón una roja cueva En la cueva un cordero blanco Alimentamos el dragón con tierra Lo queríamos domar Y robar el antiguo cielo Nos quedamos sin tierra No sabíamos dónde ir luego Montamos en la cola del dragón El dragón nos miró furioso Nos dio miedo nuestro propio rostro En los ojos del dragón Saltamos a las fauces del dragón Nos agachamos detrás de sus dientes Y esperamos que el fuego nos salvara

Ida Vitale

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Fortuna Por años, disfrutar del error y de su enmienda, haber podido hablar, caminar libre, no existir mutilada, no entrar o sí en iglesias, leer, oír la música querida, ser en la noche un ser como en el día. No ser casada en un negocio, medida en cabras, sufrir gobierno de parientes o legal lapidación. No desfilar ya nunca y no admitir palabras que pongan en la sangre limaduras de hierro. Descubrir por ti misma otro ser no previsto en el puente de la mirada. Ser humano y mujer, ni más ni menos. Ida Vitale

Silvina Giaganti

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Las cosas se van con vos En las fotos familiares que guardo  estoy arriba de un triciclo, una bici, un auto a pedales. Tenía ocho, nueve años y a mi papá le pedía que me llevara a andar en bici, en karting, en moto. En el Italpark me gastaba la chequera de los juegos  en la pista de Indianápolis me estaba preparando para un movimiento que ahora veo no termina nunca. A los 20 me fui de casa porque del barrio hay que irse rápido. El 98 por ciento de las familias son disfuncionales, mi papá traía plata a casa pero cenaba  en otro cuarto y cuando subíamos al colectivo se sentaba lejos de mí aunque tuviera espacio. Del barrio hay que irse digo siempre para eso tomé envión y cocaína  pero como me dijo mi tío que está muerto te vayas a donde te vayas las cosas se van con vos. Siento que estoy llena de vida y también  que no lo soporto. Del barrio hay que irse sigo diciendo aunque yo ya me fui. Silvina Giaganti

Selva Almada

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2. La brasa de un cigarrillo cae en un descuido de mamá quema el pie derecho de la Flaca. Yo lloro            las otras se ríen la Flaca llora            mamá se aflige le echa la culpa al gin tonic y promete tejerle unos zapatitos                   al crochet. Todos sabemos que no hay solución: sólo yo querré a la Flaca renga perderá la corona de princesa con que Niño Valor la ungiera dos meses atrás su carrera de top model en ascenso se trunca sus sueños de bailarina de tap se rompen como espejitos. Mamá le habla a la Flaca: no es tan tremendo, dice, una amiga suya, cuenta, perdió el útero y los ovarios, a su cuñada le extirparon un pecho y sigue enumerando mutilaciones varias que asustan a la Flaca y también a mí que agradezco que nunca traiga sus conocidas a casa. Selva Almada

Ivan Herceg

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La falsa teoría de todo Entro al papel, entro al vacío, Detrás, delante, orden y desorden. Como si fuera nada, como si fuera cero, el tiempo escapó de sí mismo. Entro en ti, huyo al espacio. Entro en mí mismo, salgo a lo diferente. Esta es la última vez que desaparecemos. Esta es la última lengua que hablamos, sin punto final, sin ningún fin. La falsa teoría de todo.  Ivan Herceg

Washington Cucurto

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  Cuervo Carver tuvo su cuervo. Poe tenía un cuervo, Borges tenía su cuervo. Elvira Hernández tomaba café en el bar El Cuervo. Teillier también. Lemebel también bebía en el bar el cuervo. Cortázar vio al mundo convertido en un cuervo gigante cuando se le fue Carol Dunlop. Marechal decía que Perón era un cuervo justiciero y social Hoy se me apareció un cuervo frente a la facultad de odontología mordía una extraña soga blanca, se me acercó dando pasitos inofensivos. Ni me miró. Cuando quiso levantar vuelo le pegué un mochilazo que lo dejó tonto. Un viejo me gritó: ¡no es un cuervo, es un tero! Y se murió. Washington Cucurto

Alberto Muñoz

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  Camiones No ha sido el mundo una forma de la fiebre líquida. hijo mío, estás ahí, tomado a tu tren, al lado de un río que te dice en su tamaño de agua: camiones. Camiones junto a la azalea blanca. has puesto una línea sucesiva de camiones; no tienen otra ruta que tu mínima mano blanca entrándolos al mundo. los quitas del desastre. Qué otro modo hay de la justicia, sino la forma del camión en la azalea blanca. Hijo, estás ahí, en el parapeto de la monstruosa evidencia; ¡los grillos han tomado la cabina de tu camión!, engrasan sus patas verdes, apagan la luz, rompen la bahía donde ingresa el vapor de los aceites; están cerca de las azaleas, pero ellos creen que son criaturas del budismo que han llegado a una orilla milagrosa... Oh, hijo mío, ahí estás jugando con tu pala mecánica; mi tractor de lata está a quince kilómetros de la azalea blanca. ¿Llegarás? Alberto Muñoz